Todos sabemos que un accesorio imprescindible para nuestro carísimo objetivo es un filtro neutro. Ese amable y enroscado trozo de cristal se llevara los arañazos y golpes, pudiendo ser sustituido sin mas lagrimas, cuando si rallásemos el objetivo nuestros gritos de agonía se escucharían alla por la Patagonia. Pero ¿y cuando guardamos el objetivo por cierto tiempo? En este caso el enemigo es la humedad. Esta humedad puede crear hongos en los cristales y estropear las fotos que hagamos. Si es poco no pasa nada, ya que el desenfoque propio de los cristales lo elimina, pero si se junta mucho hongo pude afectar y hacer que surjan manchas negras o afectar al bokeh.
Pero desde aquí os podemos echar una manilla. Con una simple bolsa de "gel de silica", que no es gel sino cristalitos... de esas que vienen con los zapatos, podemos evitar que nuestras lentes absorban la indeseable humedad. Este no-gel, tiene una enorme porosidad, dejando a salvo y sequitos los cristales. Eso si... no os lo comáis.
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